La noticia rebelde
Petiso picarón e irreverente, enamorado de su Vélez.
Un gigante de 1,59. Jorge Guinzburg perdió una final, pero ganó el Premio Maradona: la gratitud de la gente.
...Pero a los 12 años me di cuenta de que el resto pegaba el estirón y entonces dejé".Gigante capturó lo mejor de nuestro humor y fue un jugador de toda la cancha.
Hay anécdotas, recuerdos, homenajes. Hay bronca y dolor. Voces quebradas. También hay rabia. Rabia y sabor a injusticia. Porque acaso como pasó con el Negro Fontanarrosa, con Castelo, es difícil no preguntarse por qué. Por qué se nos va tanto tipo lindo, tanta sonrisa y talento. Petiso bendito. Hoy, como diría su amigo Sabina, la vida sabe a trucha. Sabe a mañanas que serán algo más formales, a Amalfitani sin petiso bendito. Bendito porque, fana como pocos, estuvo en las mayores gestas del Fortín. En cada foto en que Vélez esté con una Copa, Jorge aparece ahí. Poniéndose en puntitas de pie. Inflando el pecho con la V azulada. Cuando pocos creían, viajó a Brasil en el 94 y festejó en el Morumbí ante el San Pablo de Telé Santana. Y, somos locales otra vez, también sacó pasaje a Tokio. Todo por Vélez. Su Vélez. El cuadro que heredó de su papá y que dio en herencia. "Una vez, un amigo mío le regaló a uno de mis hijos una camiseta de Boca. Y yo le dije: 'Si llega a hacerse de Boca, nosotros dejamos de ser amigos'. Sentí que me estaba traicionando". Cuál es el significado de ser del Fortín, le preguntó Olé alguna vez: "El tema es así. A determinados hinchas, el destino no les depara ser campeones. Siempre ganaban Boca, River, de vez en cuando Racing, Independiente o San Lorenzo. Entonces, cuando Vélez salió campeón, estoy seguro de que lo disfruté diez veces más que cualquier hincha de River o de Boca. Si Brad Pitt se levanta a Julia Roberts, y, bueno, es lógico... Ahora, si es el mecánico de la esquina el que se la levanta, para él es diez veces más placentero. Y cuando Vélez fue considerado como el mejor de la época, e incluso del mundo, fue como una fiestita con las diez mejores mujeres del mundo". Petiso maldito. Entrevistó desde Diego hasta Pelé, pasando por los presidentes. Maldito e irreverente, se animó a preguntarle al reservado Bianchi su clásico: ¿cómo fue tu primera vez en el amor? Fue en 1996 (no la primera vez de Bianchi, sino cuando Guinzburg se lo preguntó). Era en la cena-despedida del técnico, que se iba a la Roma. Bianchi, tal vez sólo porque Jorge era el que se lo preguntaba, se animó a contar: "Fue en mi noche de bodas y tras cinco años de noviazgo. Esa contención desembocó en mi hijo que mide 1,96 y calza 46". Y apuntó a la altura de jockey del conductor: "Mirá si tus viejos se hubiesen contenido cinco años...". Ayer, la noticia de su muerte conmovió a todos. En febrero había cumplido 59 años. Pocos. Muy pocos.
Petiso picarón e irreverente, enamorado de su Vélez.
Un gigante de 1,59. Jorge Guinzburg perdió una final, pero ganó el Premio Maradona: la gratitud de la gente.
...Pero a los 12 años me di cuenta de que el resto pegaba el estirón y entonces dejé".Gigante capturó lo mejor de nuestro humor y fue un jugador de toda la cancha.
Hay anécdotas, recuerdos, homenajes. Hay bronca y dolor. Voces quebradas. También hay rabia. Rabia y sabor a injusticia. Porque acaso como pasó con el Negro Fontanarrosa, con Castelo, es difícil no preguntarse por qué. Por qué se nos va tanto tipo lindo, tanta sonrisa y talento. Petiso bendito. Hoy, como diría su amigo Sabina, la vida sabe a trucha. Sabe a mañanas que serán algo más formales, a Amalfitani sin petiso bendito. Bendito porque, fana como pocos, estuvo en las mayores gestas del Fortín. En cada foto en que Vélez esté con una Copa, Jorge aparece ahí. Poniéndose en puntitas de pie. Inflando el pecho con la V azulada. Cuando pocos creían, viajó a Brasil en el 94 y festejó en el Morumbí ante el San Pablo de Telé Santana. Y, somos locales otra vez, también sacó pasaje a Tokio. Todo por Vélez. Su Vélez. El cuadro que heredó de su papá y que dio en herencia. "Una vez, un amigo mío le regaló a uno de mis hijos una camiseta de Boca. Y yo le dije: 'Si llega a hacerse de Boca, nosotros dejamos de ser amigos'. Sentí que me estaba traicionando". Cuál es el significado de ser del Fortín, le preguntó Olé alguna vez: "El tema es así. A determinados hinchas, el destino no les depara ser campeones. Siempre ganaban Boca, River, de vez en cuando Racing, Independiente o San Lorenzo. Entonces, cuando Vélez salió campeón, estoy seguro de que lo disfruté diez veces más que cualquier hincha de River o de Boca. Si Brad Pitt se levanta a Julia Roberts, y, bueno, es lógico... Ahora, si es el mecánico de la esquina el que se la levanta, para él es diez veces más placentero. Y cuando Vélez fue considerado como el mejor de la época, e incluso del mundo, fue como una fiestita con las diez mejores mujeres del mundo". Petiso maldito. Entrevistó desde Diego hasta Pelé, pasando por los presidentes. Maldito e irreverente, se animó a preguntarle al reservado Bianchi su clásico: ¿cómo fue tu primera vez en el amor? Fue en 1996 (no la primera vez de Bianchi, sino cuando Guinzburg se lo preguntó). Era en la cena-despedida del técnico, que se iba a la Roma. Bianchi, tal vez sólo porque Jorge era el que se lo preguntaba, se animó a contar: "Fue en mi noche de bodas y tras cinco años de noviazgo. Esa contención desembocó en mi hijo que mide 1,96 y calza 46". Y apuntó a la altura de jockey del conductor: "Mirá si tus viejos se hubiesen contenido cinco años...". Ayer, la noticia de su muerte conmovió a todos. En febrero había cumplido 59 años. Pocos. Muy pocos.
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